Trabajo de nuevo paradigma
Por : Sebastian Tapias.
Área : Filosofía
¿Qué es la filosofía?
La filosofía es un conocimiento, un saber, de los tantos
que posee el hombre, que resulta de una actividad que se llama filosofar. Hay
algunos que sostienen que no se puede enseñar filosofía, pero sí a filosofar.
Pero ¿qué es esto de filosofar, de dónde surge?
Filosofar: ¿qué soy?, ¿qué es el mundo?
El hombre comienza a filosofar cuando pierde todas las
certezas que tenía, cuando todo a su alrededor se tambalea y no tiene de dónde
agarrarse para no caer. Esto es así porque la filosofía pretende ser un saber
sin supuestos; es decir, que no parte de nada anterior a sí mismo.
Todos los otros conocimientos del hombre parten de un
conjunto de supuestos que no se discuten. La filosofía, en cambio, pretender
ser autónoma, no depender de nada. Por lo tanto las preguntas que la filosofía
se plantea, y que trata de responder, son las más fundamentales para el hombre:
¿qué soy yo y qué es el mundo?
Dentro de estas preguntas esenciales se hallan contenidas
una cantidad de preguntas derivadas, como qué es la vida, qué es el bien, qué
es el amor, qué es la felicidad.
Vemos entonces que la filosofía no es para cualquiera,
porque, en primer lugar, hay que tener cubiertas una serie de necesidades para
poder ponerse a filosofar.
Si mi preocupación más importante en este momento es cómo
hacer para comer, no puedo ponerme a pensar porqué sale el sol. Además hay
gente que, aunque tenga todas sus necesidades cubiertas, nunca se preocuparía
por filosofar.
Vemos entonces que la filosofía exige determinadas circunstancias
y determinada disposición de ánimo.
Sócrates era feo y excéntrico, pero sus enseñanzas
atraían a muchos discípulos. También había mucha gente que lo odiaba, porque en
sus conversaciones desafiaba, a cualquiera que se decía conocedor de algo, a
demostrarlo y muchas veces ponía en ridículo a los supuestos entendidos.
Cuando tenía alrededor de setenta años, fue acusado por
las autoridades de su ciudad de faltar el respeto a los dioses y de corromper a
la juventud por impartirle enseñanzas en contra de la tradición. Fue celebrado
un juicio, cuyo resultado fue condenar a Sócrates a darse muerte ingiriendo un
veneno, la cicuta.
En tanto todo transcurra apaciblemente, podemos
manejarnos en la vida con los usos y costumbres establecidos en el tiempo y el
lugar en que nos ha tocado vivir. Cuando la crisis se produce, la única manera
de vivir racionalmente es ponernos a ver qué son las cosas y qué se ha de hacer
con ellas. Buscamos salir de lo particular y llegar a lo general.
Nos planteamos: ¿qué puede hacerse para vivir mejor, para
ser más felices? Aprendemos a controlar las pasiones en la búsqueda de valores
más trascendentes, descubrimos que es más sabio dominarnos que dar rienda
suelta a nuestras emociones.
La vida según la inteligencia, nos dice Aristóteles, es
la que procura la mayor felicidad, porque es vivir de acuerdo con lo más
excelente que tiene el hombre.
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